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Bitácora

> Cuento de la casa de la cascada

__Una noche fría, fría, fría, todos los animales se reunieron. Era invierno y cada uno iba con su chaquetita de hojas. El oso, que era el jefe, propuso una idea:

__- Escuchad, ¿por qué no le decimos a alguien que haga unas casitas para que venga gente y luego nos den comida?

__A todos les pareció bien y decidieron decírselo a un chico al que a menudo veían subir a la sierra a pasear por donde ellos vivían. Uno de los animales, el zorro, que todos sabemos que es muy listo, tan listo tan listo que sabía escribir, empezó a redactar una carta:

__Hola Koldo:
__¿Cómo estás? Nosotros, los animales, estamos muy bien, pero nos gustaría que hicieses unas casitas a las que pudiese venir gente que luego nos diese de comer. ¿Lo podrías intentar?

__Y así terminaba la carta. Le dieron el escrito al pájaro Pico--Teo, y volando, volando este llegó a casa de Koldo. Chocó con la ventana… pero antes de que la carta se cayera Koldo la recogió y la leyó. Se quedó sorprendido, pero le pareció una buena idea y empezó a hacer las casitas al lado de una cascada. Tuvo muchos problemas, porque a toda la gente no le parecía una buena idea, pero al final lo hizo. Y cuando terminó todos los animales se pusieron muy contentos.

__Ese invierno hizo más frío de lo normal y ocurrió algo extraño, la cascada se congeló. Aquello no fue problema para poder disfrutar, porque a Koldo se le ocurrió que sería un sitio estupendo para patinar. Pero si que había un problema, las sirenas que allí vivían estaban dentro del agua, congeladas, y no podían salir. Tuvieron que hacer un agujero, como hacen los esquimales para poder pescar. Como las sirenitas estaban heladas hicieron una hoguera para calentarse. El calor evaporó el frío y las sirenas se convirtieron en preciosas libélulas azules, que se quedaron revoloteando por el río. Y desde entonces son las encargadas de cuidar la cascada y vigilar a la gente.

__Cantidad de personas acuden a las casitas que Koldo hizo, a disfrutar de ese lugar en el que se convive con la naturaleza y los animales. ¡Cuídalo! porque para eso están las guardianas, las preciosas libélulas azules, que podrás ver por todo el río, si decides venir a visitarnos. Y te voy a decir un secreto. Este sitio, aunque parece de cuento, es real y existe y se llama “Las Casas de la Cascada”. Y colorín colorado este cuento, se ha acabado.

(Escrito por Haizea Ganzedo Viteri, 8 años. Dedicado a su padre y al proyecto realizado por este)

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